Es de sobra conocido lo prestigioso que es el sistema de Educación Coreano. En este artículo intentaremos desvelar tanto los factores positivos como negativos de la educación en Corea
En 40 años, Corea del Sur ha pasado de ser uno de los países más pobres y con mayor tasa de analfabetismo del mundo, a convertirse en una de las principales potencias mundiales en economía y educación. Según el Informe PISA y otros sondeos y encuestas, como el TIMSS o el PIRLS, la sitúan a la cabeza de la educación, superando incluso a países como Finlandia, tradicionalmente en la vanguardia educativa. Sus estudiantes, sin embargo, son los más infelices del mundo según este estudio.
Pongámonos en contexto
Desde que en 1945, Corea del Sur se liberó de la ocupación japonesa, los sucesivos gobiernos han apostado por la educación como un medio para sacar al país de la pobreza y generar un capital humano capaz de compensar su falta de recursos. A día de hoy, los surcoreanos sienten una absoluta pasión por la educación, que ven como la única vía para labrarse un buen futuro y contribuir al crecimiento económico del país. Por eso, el esfuerzo de los estudiantes puede interpretarse como una suerte de patriotismo: su formación va ligada al futuro del país.
Por lo que los padres surcoreanos inculcan a sus hijos, la gran importancia de ser el mejor preparado académicamente. Esto crea a los estudiantes, una obsesión por conseguir entrar en la mejor universidad. Aunque para ello, tengan que ir a academias privadas al terminar sus clases y dormir apenas 5 horas diarias.

Corea y la educación
La República de Corea dedica casi un 7 % de su PIB (en España es un 4,5 %) y destina partidas para enviar a los mejores alumnos a estudiar a Estados Unidos, China o Europa. Una vez cumplida la enseñanza obligatoria, el 90 % las familias invierte unos 400 euros mensuales (casi un 20% de su salario) para que sus hijos completen su formación académica y logren cursar una carrera. Además, es habitual que las familias realicen donativos a las escuelas públicas para mejorar las instalaciones o el profesorado.
Los profesores son muy respetados. Al igual que en Finlandia, los docentes se cuentan entre los profesionales mejor pagados y más venerados del país. “No debes pisar ni siquiera la sombra del maestro”, reza un proverbio coreano.
Solo acceden a las escuelas de Magisterio los mejores alumnos de cada promoción, un 5 % de los aspirantes, y a lo largo de la docencia se someten a evaluaciones anuales, en las que también participan los alumnos y sus familias. A los maestros más destacados se les proporciona una formación específica, para liderar, a modo de élite de la docencia, la pedagogía en las escuelas.
Se apuesta por la tecnología en las aulas. La competencia digital se considera una prioridad, ya que su desarrollo permite a los alumnos afrontar los retos laborales del siglo XXI. Los profesores reciben formación para integrar las TIC en sus clases, y la tecnología se considera una herramienta para que todos tengan acceso a la educación. Casi tres millones de alumnos estudian por Internet desde casa gracias al sistema Cyberhome, una plataforma digital que les permite reforzar su educación sin tener que asistir a academias privadas. Por otro lado, el Gobierno anunció en 2011 su intención de implantar los libros de texto digitales en las escuelas.
Cómo es la educación en Corea
La enseñanza en Corea es gratuita y obligatoria de los 7 a los 15 años. Este período cubre los seis años de educación Primaria y los tres primeros años de Secundaria. Para pasar a Secundaria se exige a los alumnos superar un examen. También existe una selectividad para entrar en la Universidad, conocida como “el infierno de los exámenes”.
La escolarización puede llevarse a cabo tanto en centros públicos como privados. Apenas hay diferencias pedagógicas entre ellos, ya que el Estado ejerce un importante control. Los alumnos disfrutan de un almuerzo gratuito en la escuela.
El periodo escolar comienza en el mes de marzo y concluye en el mes de febrero del año siguiente. Se estructura en dos semestres. El semestre de primavera de marzo a junio y el semestre de otoño de septiembre a febrero. Entre ambos periodos existen unas semanas de vacaciones que comprende desde la última semana de junio hasta finales de julio.
El periodo de admisión comienza en el mes de octubre y es necesario conocer los requisitos específicos que cada universidad exige a sus alumnos. Para ello lo más recomendable es visitar las páginas webs de las universidades y comenzar las gestiones académicas y burocráticas cuanto antes.