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Sí, ya sé que se pasó Halloween, pero las leyendas y fabulas coreanas ya sean de terror o no, son dignas de ser compartidas. Por esa razón, regresé con un nuevo Gwishin, creerme si os digo que no volveréis a ver el baño del mismo modo después de esto. Si os perdísteis las anteriores entregas, podéis ver el anterior blog aquí
El Gwishin del Baño
Sí, el nombre es raro y muy obvio, es el fantasma de los baños ¿Alguna vez has visto un baño antiguo o una letrina? En Corea, eran muy comunes hace unas décadas, eran pequeñas y estaban situadas lejos de la casa, en la oscuridad. Era el sitio perfecto para que surgieran los fantasmas.
Incluso en la actualidad hay historias sobre fantasmas que aparecen en los baños, especialmente en los de las escuelas (por supuesto, como no) y las oficinas, donde estudiantes y empleados trabajan hasta tarde.
Un lugar donde los techos son lo suficientemente altos para que un gwishin se cuelgue y juegue con tu pelo. Existen muchas historias de terror sobre estos curiosos Gwishins, cuyos terribles destinos han sucedido en un baño. Conozcamos la más popular.
Historia
Cuenta la leyenda que hace muchos años, el conserje de un famoso instituto en una revisión rutinaria de las instalaciones de la escuela, encontró el cadáver de la señora de la limpieza tirado en el baño sobre un gran charco de sangre. Tenía la ropa llena de rasgaduras y heridas y le faltaban trozos en la cara como si hubieran sido arrancados a mordiscos.
Aterrado, llamó a la Policía y los policías se llevaron el cadáver, cuyo informe reveló que al parecer había muerto tras varias horas de crueles torturas. Nunca fueron capaces de descubrir al culpable. La memoria de lo sucedido fue pasando de generación en generación de estudiantes, que contaban la historia entre burlas y sin darle la mayor importancia.
Actualmente se dice que, si te encierras a solas en el baño, puedes sentir como la mujer toca la puerta… Si cometes el error de abrirle, su espíritu atormentado entrará y te torturará del mismo modo que lo hicieron con ella.
Yang Mi y sus amigos siempre habían creído que la leyenda era una mentira y se burlaban de uno de sus amigos que insistía en que él una vez estuvo solo en el baño y le tocaron la puerta.
Hasta que un día se celebró en el colegio la fiesta de fin de curso. Yang Mi estaba hablando con un amigo y le dijo que le esperara un rato mientras iba al baño. Curiosamente no había nadie cerca, algo poco habitual porque el colegio estaba lleno de gente por la fiesta, de repente le vino a la mente la leyenda.
Haciéndose el fuerte, con la valentía que le daba el haberse tomado alguna copa de más, decidió ponerle el seguro a la puerta para comprobar si la historia de fantasmas era cierta. Pretendía burlarse de los demás por un miedo infantil que él consideraba de cobardes.
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Una vez hubo cerrado la puerta del baño se acercó al inodoro y, como queriendo rematar el asunto, cerró también la puerta del pequeño cubículo en el que se encontraba el inodoro.
De pronto escuchó unos golpes secos en la puerta y a pesar de su supuesta valentía se asustó tanto que fué como si una mano helada le apretase el estómago. Con la voz entrecortada preguntó:
- ¿Quién es? – Tratando de que no se sintiera el miedo en su voz.
Ya algo repuesto pero aún con miedo volvió a preguntar: “¿Quién es?”.
Nadie le respondía, además se había hecho un absoluto silencio, tan absoluto que ni siquiera se escuchaba el ruido de la fiesta. Por su cabeza rondaban mil ideas ¿Cómo podía haber entrado alguien si él cerró con llave y comprobó que se encontraba solo?
Los golpes volvieron, y como queriendo convencerse a sí mismo de que alguien se había encerrado para hacerle una mala jugada, lanzó un grito entre enfadado y atemorizado.
- “¡¿Quién es?! ¡No me molesten!”.
Armándose de valor, miró por debajo de la puerta y sintió que se le paraba el corazón al ver que no había nadie al otro lado de la puerta.
Impulsado ya no por el valor sino por el terror que nos hace correr para sobrevivir, abrió violentamente la puerta del baño y, justo en el momento en que pretendía salir, se giró tras oír una voz de mujer detrás de él.
Al hacerlo pudo ver una mujer totalmente cubierta de sangre que con los brazos extendidos intentaba alcanzarlo mientras arrastraba una de sus piernas parcialmente devorada. Totalmente bloqueado por el miedo Yang Mi perdió la orientación y en su carrera se golpeó la cabeza con el marco de la puerta quedando inconsciente.
Minutos más tarde despertó mientras varias personas le rodeaban tratando de reanimarle. Su amigo, al escuchar un fuerte golpe en el baño, decidió acercarse a ver qué había sucedido y le encontró en el suelo inconsciente.
Todos tomaron su historia como la de un borracho que no recordaba lo que había sucedido. Pero en su pierna había una marca inequívoca de que la leyenda era cierta. Un mordisco con la forma de una dentadura humana. Tal vez si su amigo no hubiera llegado a tiempo él mismo hubiese formado parte de la historia de la mujer asesinada en el baño.
Según se cuenta por las calles de Corea del Sur, esta historia está basada en un hecho real y que al parecer sucedió en un instituto aunque se desconoce cual.
Después de esta historia espero que no tengáis miedo de ir a un baño público. ¿Sois de los que creéis en estas leyendas o por el contrario creeis que son inventadas?. Contarnos vuestra opinión en los comentarios.
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